Lo que debes saber sobre la contractura capsular - Dr. Brage | Cirujano Plástico
Después de la colocación de un implante mamario, el cuerpo reacciona automáticamente tratando de aislarlo del resto del organismo mediante la formación de una cápsula de tejido cicatricial. Se trata de un proceso totalmente normal que ocurre en todas las pacientes y ante cualquier tipo de material extraño que se introduzca dentro del cuerpo
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Lo que debes saber sobre la contractura capsular

Después de la colocación de un implante mamario, el cuerpo reacciona automáticamente tratando de aislarlo del resto del organismo mediante la formación de una cápsula de tejido cicatricial. Se trata de un proceso totalmente normal que ocurre en todas las pacientes y ante cualquier tipo de material extraño que se introduzca dentro del cuerpo. En el caso de las prótesis mamarias, esta cápsula además, ayuda a mantenerlas en su sitio, evitando así su desplazamiento.

Sin embargo, en algunas pacientes, esta cápsula se endurece y comienza a contraerse alrededor del implante, lo cual conlleva a sufrir alteraciones estéticas y, en algunos casos, incluso, a producir dolor. Es lo que llamamos ‘contractura capsular’, y se estima que aproximadamente una de cada seis pacientes sometidas a mamoplastia de aumento experimenta algún grado de contractura capsular. La severidad de esta contractura se clasifica en cuatro grados, siendo el grado 4 el grado máximo de contractura con deformidad del implante, dureza y dolor a la palpación.

Alrededor del 75% de todas las contracturas capsulares ocurren dentro de los dos años posteriores a la colocación de los implantes. No obstante, a veces, las contracturas capsulares ocurren muchos años después de la cirugía de aumento mamario, siendo la causa más común la rotura del implante.

Es importante aclarar que, a parte de las molestias y del aspecto poco estético de la mama que produce, la contractura capsular no es peligrosa para la paciente.

En cuanto a la causa de la contractura capsular, ésta sigue sin estar del todo clara. Por un lado se sabe que existe predisposición genética, aunque no hay manera de identificar a aquellas pacientes que terminarán desarrollándola. Por otro lado, se piensa que la presencia de determinadas bacterias alrededor del implante (biofilm), aún sin llegar a producir una infección evidente, pueden estimular al sistema inmunológico para que genere un cápsula más fibrosa. Sea cuál sea la causa, hay una serie de factores que han demostrado científicamente disminuir el riesgo de contractura capsular: evitar el sangrado durante la cirugía y la formación de hematomas en el postoperatorio inmediato, minimizar la manipulación del implante por parte del cirujano, utilizar implantes rugosos debajo del músculo (aunque no en todos los casos es la mejor opción) y colocar la prótesis a través de una incisión situada en el surco submamario.

Una vez establecida la contractura capsular, las opciones que disponemos para solucionarlo conllevan casi siempre volver a pasar por el quirófano. Algunos cirujanos han publicado mejorías significativas con la utilización de fármacos (montelukast) que se utilizan para el tratamiento del asma y otras enfermedades inmunológicas, o con la aplicación de ultrasonidos, pero habitualmente la mejora es discreta.

Cuando nos llega una paciente con contractura capsular lo primero que debemos hacer es evaluar con detenimiento su caso (tipo de prótesis, tiempo que lleva operada, localización del implante, deformidades producidas, síntomas, expectativas y deseos de la paciente, etc). Una vez disponemos de todos los datos necesarios podemos establecer un plan de actuación. Generalmente, este plan supone retirar la cápsula total o parcialmente (capsulectomía) y colocar un nuevo implante (a veces se opta por implantes especiales que disminuyen el riesgo de contractura, como los de poliuretano) en un nuevo bolsillo (a ser posible debajo del músculo). En muchas ocasiones, a parte de todo lo anterior, hay que manipular también la piel y la glándula mediante una mastopexia para alcanzar el mejor resultado posible.

Debo recordar que la mayor garantía que tienes para minimizar las posibles complicaciones derivadas de la cirugía estética o para resolverlas de la mejor manera posible es caer en buenas manos, es decir, en cirujanos plásticos debidamente cualificados.

¡Si quieres más información no dudes en escribirme!

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