01 Oct Hipertrofia mamaria
Suelo decirles a las pacientes en consulta que probablemente no exista ninguna cirugía estética tan agradecida como la reducción mamaria, pues sus beneficios no son sólo estéticos sino que tienen un impacto muy positivo en su salud física.
Síntomas
Los dolores de cuello y de espalda son las principales quejas de unas pacientes cansadas de tener unas mamas demasiado grandes, que además favorece la aparición de infecciones, maceración e irritación en el surco submamario. Es habitual que las pacientes comenten que les cuesta encontrar ropa o que se vean limitadas para practicar ciertos deportes.
Causas
Se cree que la hipertrofia mamaria se debe a una respuesta excesiva y anómala de las mamas a los estrógenos circulantes, que comienza típicamente en la pubertad o en el embarazo. No obstante, en la actualidad, debido a la creciente epidemia de obesidad que existe en nuestro entorno, la hipertrofia mamaria se debe fundamentalmente a un exceso de tejido graso más que a una hiperplasia glandular.
Tratamiento
Las opciones quirúrgicas que disponemos los cirujanos plásticos para tratar esta condición están condicionadas por cuatro elementos que necesariamente debemos tener en cuenta:
1. Seleccionar una lengüeta de tejido («pedículo» en el argot médico) que asegure la supervivencia y la sensibilidad de la areola y el pezón.
2. Determinar qué cantidad de mama y qué parte de la mama vamos a quitar para reducir el volumen de la misma.
3. Extirpar el exceso de piel que queda después de haber resecado el tejido, es decir, ajustar el continente al contenido.
4. Y por último proporcionar una bonita forma al pecho.
Existen innumerables técnicas descritas y, aunque cada cirujano tiene sus preferencias, son las medidas y los datos que tomamos durante la exploración física los que nos harán escoger un diseño y una técnica determinada para cada caso.
No obstante, dejando a un lado cuestiones que tienen más importancia para el cirujano que para el paciente, podemos clasificar a grandes rasgos los tipos de reducción mamaria en función de la cicatriz que generan. De modo que distinguimos las técnicas con cicatriz vertical (alrededor de la areola y una línea vertical desde ésta hasta el surco submamario) o las técnicas con cicatriz en T invertida (alrededor de la areola, una línea vertical desde ésta hasta el surco y otra localizada en el surco submamario).
Recuperación
En relación al postoperatorio, la reducción mamaria produce pocas molestias. El dolor es escaso y la mejoría de los síntomas es evidente de manera inmediata. Entre las 4-6 semanas después la cirugía la paciente ya ha recuperado su vida con total normalidad. Las cicatrices terminan en madurar al año, y el resultado definitivo se suele alcanzar entorno a los 6 meses.
Así pues, si tienes un pecho demasiado grande y está condicionando tu vida, te animo a que visites a un cirujano plástico. ¡No tengo la menor duda de que esta cirugía mejorará tu calidad de vida!
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