Llamamos labioplastia a la reducción quirúrgica de los labios menores, los labios interiores de los labios vaginales.  Es un procedimiento de cirugía estética cada vez más popular (según las estadísticas, de 2011 a 2015 se incrementó en Estados Unidos un 400% el número de intervenciones). Unos labios menores grandes pueden deberse a una anomalía congénita hereditaria, al envejecimiento, a embarazos o a otras causas; si bien es importante decir que habitualmente no constituyen un problema de salud importante.

El objetivo de la cirugía es reducir el tamaño de los labios menores y hacerlos más simétricos para que no sobresalgan o cuelguen más allá de los labios mayores. Lo habitual es que las pacientes que acuden a consulta hayan sentido vergüenza porque se les marque a través de la ropa, porque no se sientan cómodas en situaciones íntimas o porque presenten molestias debidas al roce. Estas circunstancias, las dificultades psicosociales y funcionales, así como el malestar físico, son motivaciones más que suficientes para justificar el procedimiento quirúrgico..

La labioplastia se realiza de forma ambulatoria (se opera y la paciente se va a su casa el mismo día) y, generalmente, dura menos de una hora. Existen distintas técnicas quirúrgicas, es decir, distintos patrones de corte y sutura, para lograr un resultado armónico. La sutura que se utiliza debe ser reabsorbible y blanda, de este modo disminuimos considerablemente las molestias, ya de por sí escasas, en este tipo de cirugía. Aproximadamente durante un mes después de la intervención se deben evitar los encuentros sexuales, el esfuerzo físico significativo y el ejercicio. Los resultados suelen durar toda la vida.

Los últimos estudios publicados indican que la labioplastia tiene un alto grado de satisfacción por parte del paciente. Así mismo, las complicaciones son infrecuentes aunque pueden ocurrir hematomas, infecciones o dehiscencias de la herida (la herida quirúrgica se abre).

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